La impregnación de madera consiste en la saturación de sus fibras con una mezcla química de efectividad comprobada con el objeto de protegerla contra organismos destructores mediante la utilización de sistemas de vacío y de presión, y de esta forma prolongar la vida útil en una cuantía superior al 400%.
La madera se seca en un clima templado hasta un contenido de humedad del 20 al 30% y sin decoloración. Mediante este proceso, se pueden evitar los daños en la madera causados por el secado incontrolado al aire libre y mejorar la calidad de la materia prima.